Viviendas en régimen de cooperativa en Chiclana
Quizás nunca nos hayamos planteado adquirir una vivienda en régimen de cooperativa, pero merece la pena considerarlo porque se trata de un sistema muy eficaz a la hora de facilitar el acceso a un hogar a las personas que lo necesiten; de hecho, un importante porcentaje de las viviendas construidas en España en los últimos años han sido mediante este sistema de promoción.
En Campomar tenemos una larga experiencia en la comercialización de viviendas en régimen de cooperativa y contamos con profesionales expertos en este tipo de promociones que ofrecen un asesoramiento claro, honesto y eficaz.
Una cooperativa de viviendas es una entidad sin ánimo de lucro formada por un grupo de personas que comparten la necesidad de una vivienda y se unen para acceder a ella en las mejores condiciones de calidad y coste posibles. El régimen de cooperativa es una forma más económica de acceder a una vivienda, ya que la propia cooperativa se convierte en promotora para adjudicarla a cada socio a precio de coste, eliminando el beneficio del promotor como parte del precio de la vivienda. Así, el socio de una cooperativa es a la vez promotor de la sociedad y adjudicatario de la vivienda.
Lógicamente, la gestión de una cooperativa de viviendas no es fácil y se necesita una figura profesional que guíe el proyecto. Por eso, es importante contar con una gestora que se encargue de todos los aspectos administrativos, técnicos y legales en la construcción de las viviendas. Algunas promociones de viviendas en régimen de cooperativa en Chiclana, como son La Hijuela y Salnatura, cuentan con la gestora de cooperativas de viviendas Gescoland, con más de 20 años de experiencia en el sector inmobiliario y financiero. La labor que realiza abarca cada fase que atraviesa una promoción, encargándose tanto de los aspectos administrativos, como técnicos y legales de la construcción; desde la adquisición del terreno hasta la entrega de las viviendas.
En la gestión de una cooperativa también es esencial el papel que juega la inmobiliaria, ya que se encarga de seleccionar a posibles socios de la cooperativa con el objetivo de que todos tengan un nivel similar de ingresos, aportando de esta manera mayor seguridad al cliente. Asimismo, garantiza que haya una comunicación constante y fluida entre los cooperativistas y la gestora.
La compra del suelo se hace una vez esté constituida la cooperativa, con una cantidad inicial que han tenido que aportar previamente los cooperativistas. Por su parte, la ejecución de la promoción se va pagando con las cuotas que van aportando los propietarios con ayuda de un banco, que financiará en torno al 70% de las obras.
Las inmobiliarias pueden proporcionar asesoramiento experto sobre el mercado inmobiliario local, ayudando a la cooperativa a identificar ubicaciones adecuadas y propiedades que se ajusten a sus necesidades y presupuesto. También pueden colaborar en la gestión de la documentación legal y financiera necesaria para la adquisición de la propiedad.
Una vez finalizada la promoción, cada socio se adjudicará ante notario su vivienda, siguiendo un estricto orden de prelación. Posteriormente, debe constituirse una comunidad de propietarios para el mantenimiento de las zonas comunes.
Existe la opción de darse de baja de la cooperativa, pero como se trata de un proyecto común, el lugar del propietario que abandona debe ser ocupado por otro socio, para no perjudicar el proyecto. Así, una vez se haya cubierto el puesto vacante, la cooperativa devolverá las cantidades que se hubieran aportado a cuenta de la vivienda. Esto es una garantía fundamental para todos.
En el caso de todas las viviendas ya han sido adjudicadas, sólo se podría alcanzar la condición de socio cooperativista si, una vez apuntado en la lista de espera, alguien decidiese retractarse mediante la firma del correspondiente contrato de rescisión. Eso sí, la posibilidad de elección quedaría limitada a la vivienda que se hubiera quedado libre, y se respetaría rigurosamente el orden de inscripción en la lista de espera.
Cabe señalar que una vez que la cooperativa adquiere o construye las viviendas, la inmobiliaria puede encargarse de la administración de las propiedades, que incluye la gestión de alquileres, mantenimiento de las instalaciones, resolución de problemas de los inquilinos, así como otros aspectos relacionados con la gestión de la propiedad. Y en el caso en que la cooperativa desee vender alguna vivienda, la inmobiliaria puede encargarse de su comercialización y venta.
En definitiva, el régimen de cooperativa es un sistema con muchas garantías para acceder a una vivienda de una forma más económica que también podemos encontrar en Chiclana. En Campomar brindamos asesoramiento experto y apoyo continuo a nuestros clientes a lo largo de todo el proceso.